politicos españolesLa “Educación” de muchos dirigentes y líderes políticos ha brillado por su ausencia.

No me gusta hablar mucho de temas políticos, pero hoy he decidido que voy hacer una excepción.  La imagen que se ha ido repitiendo durante las sesiones de investidura y estos últimos meses en el Congreso por parte de los representantes políticos ha sido todo un “esperpento”. El género literario creado por Ramón de Valle-Inclán donde se deforma la realidad, utilizando un lenguaje coloquial y grotesco se ha quedado corto ante la situación que los ciudadanos hemos tenido que escuchar en estos últimos días en el hemiciclo del Palacio de Congresos.  La diferencia con las obras del escritor es que no se ha deformado la realidad. La “Educación” de muchos dirigentes y líderes políticos ha brillado por su ausencia. A mí me da igual el partido político o la ideología que tiene cada persona, las respeto de todas, sin distinción. A lo mejor no las comparto, pero entiendo que cada persona tiene sus ideales y cada uno es libre de pensar y expresar sus ideas.

Uno de los pilares básicos de la “Educación” es el respeto.

Lo que me corrompe por dentro en este mismo momento es pensar toda esa labor que llevamos haciendo durante muchos años, los docentes  y personas que se dedican a la Educación, que con mucha paciencia les enseñamos a los niños y adolescentes  a resolver conflictos dialogando sin insultar con un tono adecuado y respetuoso. Estoy seguro que a muchos de los dirigentes  les han formado también fomentando el respeto; y ustedes educaron, educan  o educarán a sus hijos con esas premisas. Siento decir que han suspendido en cuanto a esta materia se requiere, dando el ejemplo que han dado por su falta de cooperación y diálogo. Lo más triste es que ese mensaje ha llegado a los ciudadanos a través de las pantallas o radio. Los adultos nos percatamos enseguida de la situación, pero los adolescentes y los preadolescentes no duden que también.

 

Uno de los pilares básicos de la “Educación” es el respeto. Cómo creen que van a respetar sus opiniones si con sus actuaciones han perdido todo el criterio.