Ya han pasado las fiestas navideñas y los carnavales pero me apetecía escribir un artículo sobre la paridad. Este debate que tanto interés suscita a las personas me trae a los tiempos de niñez.

Recuerdo haber jugado en la calle a la comba, la goma, el escondite, a polis y cacos, fútbol, baloncesto, vóley, cementerio chicas y chicos sin distinción; la elección de los jugadores como todos los juegos a pies, pares y nones… No era un tema ya extraño ver a una chica jugar con los chicos a cualquier juego ni al contrario.

Los prejuicios los tenemos los padres, ellos simplemente juegan y no ven sexualidad en los juguetes.

Yo soy de los que cree que el ser humano evoluciona, en cuanto a mentalidad. Lo que realmente es arcaico son los tabúes que se siguen teniendo en la sociedad “moderna” que decimos que vivimos. Juzgar a las personas por su forma de vestir, los disfraces que se ponen las personas o por los juegos que les gustan jugar. La clave de este tema sobre paridad está primero en casa y después las escuelas.

La educación y  las cosas que se le comunican y transmiten a los niños en casa es primordial. Las escuelas y los maestros también tienen un papel igual de importante en defender ese derecho de igualdad. Hay unas normas que se deben de respetar porque el centro las fija con la comunidad educativa y los padres deberían de leer antes de decidir a qué centro va a ir tu hijo o hija. La escuela tendrá la labor de que los niños y niñas se desarrollen no solamente con pensamientos críticos y autónomos sino también con hechos.

Los niños deben aprender a jugar libres y sin complejos. Eduquemos en la igualdad y la paridad.

En muchos países de Europa enseñan en las escuelas a ser autónomos y prepararlo para la vida porque cuando llegan a la mayoría de edad se emancipan. Les han enseñado tanto a chicos como chicas a cocinar, costura, planchar… Esas son las labores que van a realizar cuando sean adultos, cuanto antes lo aprendan mejor y se acostumbren mejor porque son tareas que las van a realizar casi a diario.

Cada persona adulta es libre de decidir cómo se quiere vestir, no es sino realmente la ropa un disfraz que nos colocamos cada día. Algunas personas llevan piezas coloridas, otras discretos, elegantes, casual, sport, trajeados… Cuando los niños son pequeños algunos no tienen la oportunidad de elegir, deciden sus padres la ropa que se van a poner o es la que tienen. Cuando pueden decidir puede ser sello de su personalidad o puede que se deje llevar simplemente por la moda que hay en el momento.

Yo me pregunto:

¿Qué más da el disfraz que se ponga? ¿Uno no se disfraza para pasarlo bien con un grupo de personas? ¿Por qué no pensamos igual cuando un niño baila o una niña quiere ser futbolista? ¿Qué más da lo que le regales a tu hijo o hija si es para niños o para niñas si lo va a disfrutar porque sabes que le gusta?

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