Saimon Cornejo, maestro de educación  primaria, nos muestra su opinión sobre la nueva ley Celaá que está preparando el Gobierno, donde se pretende combinar telecolegio con clases presenciales.

Son muchas las dudas que sobrevuelan para el inicio del curso que viene. Las medidas que se vayan a tomar son muy delicadas desde el punto de vista social. Si se postulan por las clases presenciales. Las normas deben de estar muy claras para las comunidades educativas. Hablar de que la mitad del alumnado vaya de forma presencial requiere unas condiciones excepcionales muy grandes que van a repercutir directamente en un aumento de los recursos necesario por parte de la Administración. Cada centro desde luego es diferente y se tienen que contar con todas y cada una de las características socio-económicas para  sopesar la decisión. La limpieza, la distribución de los espacios y grupos para tener suficiente distancia en las aulas va a ser clave.

No menos importantes van a ser las medidas que tome cada centro respecto a las entradas y salidas que deberá de ser con un orden estricto  y de forma escalonada. Antes de poner en marcha cualquier proceso comentado con anterioridad.  Lo primero de todo y desde mi punto de vista esencial, sería hacer pruebas de diagnóstico a los profesores. Ya que muchas personas han estado contagiados del Covid 19 pero no han tenido ningún síntoma. Para los alumnos simplemente copiaría las medidas que han tomado en China. Todos los días en las puertas de accesos a los centros una persona  para tomar la temperatura, desinfección de manos y ropa. Las clases presenciales les van a permitir a los padres poder acudir a los trabajos porque es evidente que muchos, en esta situación, se les ha ido complicando por el tiempo que se les debe de dedicar a los pequeños y poder compaginarlo con su trabajo.

Lo primero que se debería hacer antes de iniciarse el curso son pruebas diagnosticas a todos los profesores.

Si por otro lado se postulan por seguir trabajando online. El profesorado durante este periodo ha ido adquiriendo cada vez más destrezas, aunque supone más horas de preparación si se utilizan diferentes tipos de recursos y plataformas. Si se optará por esta opción es importante reconsiderar los contenidos del currículum a trabajar por parte del alumnado, que no pueden ser ni mucho menos igual de extensos que si se diera presencial.  El trabajar online desgraciadamente demuestra la brecha social y digital que hay, no es lo mismo trabajar una familia con fibra óptica con varios dispositivos a la vez que otra que solamente tiene  un dispositivo y con dos o tres niños que deben de realizar sus tareas con el mismo dispositivo.  Otro de los grandes escollos que he visto para el profesorado, es que al trabajar online, los resultados de la evolución del alumno no se pueden medir de la misma manera que de forma presencial.

 No se va poder atender a los alumnos que van a estar en casa. La labor diaria en las aulas de los docentes es insustituible.

La decisión que se tome va a ser difícil de afrontar se mire por donde se mire. El riesgo si no se hacen bien las cosas es muy alto. La opción que más suena es la mezcla de clase presencial y online. Desde mi punto de vista, sería muy complicado dar una Educación de calidad a los estudiantes con esta opción, sin una serie de adaptaciones.  No se va poder atender a los alumnos que van a estar en casa si tienen dudas como se requiere. A no ser que se contraten docentes de apoyo para suplirlo que dudo mucho y quisiera equivocarme. La labor diaria en las aulas de los docentes es insustituible y en eso no hay discusión. No solamente se enseñan contenidos siempre hay mucho más detrás de la labor del docente.